CINE, HISTORIA Y PENSAMIENTO ANTROPOLÓGICO, TRES HISTORIAS ENCONTRADAS

Julio Mario Palacios Urueta

I. PRESENTACIÓN
Desde que Robert Flaherty realizó el film Nanook of the North a principios del siglo XX, comenzó un proceso de apropiación de las tecnologías para el registro audiovisual por parte de la Antropología, desde muy diversas perspectivas y con distintos objetivos. Este proceso llevaría unos años después a Margaret Mead, en la Universidad de Columbia en los Estados Unidos, a fundar lo que hoy en día conocemos como Antropología Visual. Durante los años siguientes esta rama de la antropología ha tenido desarrollos muy amplios que han incidido trascendentalmente tanto en los caminos de la ciencia antropológica como en los del cine.
En sus inicios, el cine etnográfico o antropológico, sujeto a los avances tecnológicos del momento, no contaba con la posibilidad de incluir sonido sincronizado en sus filmaciones, se realizaba a la manera del cine mudo, intercalando videos y textos escritos, en los primeros casos con música de fondo en vivo incluida durante las proyecciones. Luego llegó la posibilidad de incorporar sonido durante la edición y más adelante, los avances de la tecnología audiovisual permitieron el registro sincronizado de audio y video de manera cada vez menos complicada. Pero estas posibilidades no han sido utilizadas de la misma forma por los realizadores de este tipo de filmes. Hay quienes han decidido incluir solamente un sonido ambiente, otros, decidieron incluir su propia voz como narradores de lo que sucede en el video, también hay directores y corrientes que han incluido entrevistas donde los sujetos expresan sus propias percepciones de la realidad que se muestra en las películas, y así, cada una de las corrientes del cine etnográfico han utilizado de muy diversas formas las posibilidades técnicas para unir la imagen y el sonido.
Entre las diferentes propuestas para la clasificación de las corrientes de realización documental, una de las más comúnmente aceptadas es la de Bill Nichols, que en su obra “La representación de la realidad”, plantea cuatro modos de representación, oformas básicas de organizar textos en relación con ciertos rasgos o convenciones recurrentes (…) en torno a los que se estructuran la mayoría de los textos: expositiva, de observación, interactiva y reflexiva.” (Nichols, 1997, p:65). Cada una de estas modalidades se diferencia por concepciones y prácticas distintas en términos políticos, epistemológicos, técnicos, éticos y artísticos. La inclusión del sonido ya sea de forma sincronizada o no, con las diferentes posibilidades que la palabra y las voces de los demás tienen para entrar en juego en el filme, ha sido un elemento fundamental para la diferenciación entre estas corrientes. Según Nichols, los desarrollos tecnológicos que permitieron la grabación de audio y video sincronizado, dieron origen a por lo menos dos de las cuatro corrientes de representación que él propone.
El documental de observación (Leacock- Pennebaker, Frederick Wiseman) surgió de la disponibilidad de equipos de grabación sincrónicos más fáciles de transportar y del desencanto con la cualidad moralizadora del documental expositivo, y (…) El documental interactivo (Rouch, de Antonio y Connie Field) surgió de la disponibilidad del mismo equipo de más fácil transporte y de un ansia de hacer más evidente la perspectiva del realizador (Nichols, 2007. p:66).
Así pues, en las siguientes páginas realizaremos un recorrido por tres historias, la del desarrollo del pensamiento antropológico, la del cine, el documental antropológico y del desarrollo de las tecnologías para el registro en audio y video y la de los momentos políticos que marcaron la historia del siglo XX, buscando las relaciones o puntos de encuentro entre ellas, intentando demostrar así, que mas allá de ser cada una de estas corrientes, el resultado de diferentes desarrollos tecnológicos, son el reflejo de un momento específico de desarrollo histórico y científico de las sociedades humanas.

II. MOMENTOS PREVIOS AL SIGLO XX.
2.1. En la historia: Consolidación del colonialismo.
El siglo XIX es uno de los momentos más álgidos del imperialismo colonialista en el mundo, principalmente del imperio británico, que venía de ser la cuna de una revolución industrial que renovó las fuerzas del sistema capitalista en consolidación y que en ese momento, se disponía a emprender un nuevo proceso de expansión que daría forma al proceso de colonización que se prolongaría hasta la segunda mitad del siglo XX.

El capitalismo y la sociedad burguesa transformaron y gobernaron el mundo y ofrecieron el modelo —hasta 1917 el único modelo— para aquellos que no deseaban verse aplastados o barridos por la historia. (…) Así pues, la historia del mundo no occidental (o, más exactamente, no noroccidental) durante el siglo XX está determinada por sus relaciones con los países que en el siglo XIX se habían erigido en «los señores de la raza humana» (Hobsbawm, E. 1.999.p.204).


2.2. En el cine: Nacimiento.
Aunque son muchos y muy amplios los debates en torno a la definición de eso que llamamos documentales etnográficos, una realidad innegable es que de cualquier forma, su historia es inseparable de la historia del cine, cuyos inicios podrían remontarse al siglo XVII, a partir de dos avances que posibilitaron el nacimiento de lo que Francisco Zubiaur llama “[…] el arte de la expresión a través de las imágenes en movimiento (del griego Kinos-Grafos)” (Zubiaur, 2008, p:31), o en palabras de Alberto Troilo y Luis Echegaray “imágenes con movimiento y sonido sincrónicos, a los cuales el hombre da un orden y un ritmo, según lo que quiere expresar o decir” (Echegaray y Troilo, 1.981, p:11) el cine.

En 1.645, Von Kircher crea la Linterna Mágica, que permite proyectar figuras en una pared, utilizando luz solar o artificial, y en 1.680, Newton presenta al mundo su teoría sobre la permanencia retiniana, que ya los antiguos griegos venían estudiando y según la cual “el ojo humano es capaz de distinguir entre dos imágenes sucesivas separadas entre sí por menos de 24 décimas de segundo. (…) retiene un momento la imagen en el cerebro, tras su percepción a través del ojo, después que esta ha desaparecido” (Zubiaur, 2008. p:31). Estos avances, uno en la técnica y el otro en el campo del conocimiento, sentaron las bases para la posibilidad de crear y proyectar imágenes en movimiento.

En 1.757, Beccari descubre que podía grabar imágenes con el uso de la luz sobre una capa sensible de cloruro de plata. Así, se sentaba un cimiento más para el nacimiento de lo que después se conocería como el séptimo arte. Ya no sólo se podía proyectar y, por lo menos en términos teóricos, crear imágenes móviles para ser percibidas por el ojo humano, con Beccari nace la posibilidad de fijar permanentemente estas imágenes en un medio material, es el inicio de la fotografía. Joseph Nicéphore Niepce continúa con este avance y entre 1.824 y 1.832 logra obtener imágenes duraderas, pero sus fotografías necesitaban entre 6 y 8 horas de exposición a la luz del sol. En 1.839 Daguerre logra reducir este tiempo a entre 3 y 4 minutos. En la década siguiente el tiempo de exposición necesario se reduce a 5 segundos y ya no es necesaria la exposición con luz solar.

Cada uno de estos desarrollos permitió, que a finales del siglo XIX contáramos con lo que según Francisco Zubiaur son los elementos fundamentales del cine: la cámara fotográfica; la película instantánea; y la idea de la linterna mágica como espectáculo (Zubiaur, 2.008, p:43). Así, en 1.890 Thomas Alva Edison, a quien se le atribuye la creación de la cámara y la película, crea el Kinetógrafo, que graba por primera vez, imágenes fotográficas sobre una película de celuloide perforada de 35 mm. En 1.895, los hermanos Lumiere, a quienes se les atribuye el establecimiento de la plataforma comercial e industrial que favorece el desarrollo del cine, pues son los primeros en ofrecer proyecciones públicas y organizar una compañía de agentes encargados de documentar actualidades (Zubiaur, F.p:33), lanzan al mercado el cinematógrafo, la primera cámara producida industrialmente. Trabajaba con la película de 35 mm Edison y se convertía en proyector y copiadora. Sus primeras proyecciones, realizadas en Paris durante ese mismo año, eran filmaciones de la salida de un grupo de obreros de la fábrica en que trabajaban y que los historiadores del cine consideran, los inicios del cine como hoy lo conocemos.

De esta forma, durante el siglo XIX se generan las bases técnicas, tecnológicas y científicas para la creación del cine. En ese momento no había separaciones entre las concepciones artísticas, científicas, propagandísticas o comerciales del cine. La humanidad se estaba apropiando de esa nueva tecnología que según Norberto Alcouver “señala el tránsito de la época logosférica (basada en conceptos) a la iconosférica (basada en imágenes). Se pasa de una época reflexiva a otra imaginativa, fundada en imágenes y sentimientos” (Alcouver en Zubiaur, 2.008, p:34). Pero para la humanidad, la llegada del siglo XX, más que eso, fue el momento de cambio en sus modelos políticos y económicos, un momento en que las relaciones entre las sociedades comenzaron a cambiar. El siglo XIX constituyó el momento culmen del imperialismo colonialista, especialmente del británico, y el XX, principalmente a partir de los años 40, fue el momento de su desplome durante los procesos de descolonización a lo largo y ancho del mundo, para dar paso a lo que algunos historiadores han llamado, los procesos de neocolonización.

2.3. En el pensamiento antropológico: Nacimiento de la antropología y el evolucionismo.
Durante el siglo XIX, más exactamente en 1.871, Edward Burnett Tylor, considerado el padre de la Antropología, brinda a la ciencias sociales la que es considerada como la primera definición antropológica de la cultura (Kuper, 2.001). En sus palabras, “la cultura o la civilización, tomada en su sentido etnográfico amplio, es ese complejo total que incluye conocimiento, creencia, arte, moral, ley, costumbre y otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad” (Tylor, 2007, p.64).

Además de ser considerado uno de los padres de la antropología, Tylor es uno de los principales representantes del Evolucionismo, una vertiente teórica caracterizada por su fe en el “progreso” de las sociedades humanas hacia mejores formas de vida, como se evidencia en la síntesis realizada por Lewis H. Morgan de la historia de las sociedades humanas: “la humanidad empezó su carrera por lo más bajo de la escala y trabajó su ascensión desde la esclavitud a la civilización a través de lentas acumulaciones de conocimiento experimental”(Morgan, 1.964, p.32)

2.4. Punto de encuentro
En el siglo XIX nacen el cine y la antropología y se siembran las semillas de los grandes conflictos que marcarían la historia del siglo XX. En ese momento, caracterizado por el auge del modelo colonialista, de las grandes potencias de ese entonces surgen los que serian reconocidos como los padres del cine (Thomas Alva Edison, cuya familia había emigrado de los Países Bajos a los Estados Unidos; los hermanos Lumiere, franceses; Robert Flaherty, estadounidense), así como de la antropología (Edward Burnett Tylor, británico; Henry L. Morgan, estadounidense). No es extraño que el cine y la antropología compartan cunas similares, pues en un modelo colonialista, donde las potencias otorgan las funciones que corresponden a cada uno de los países que gobiernan, la producción de conocimiento, arte y tecnología, así como la producción de bienes con valor agregado, suelen estar reservados para los países dominantes.

III. INICIOS DEL SIGLO XX.

3.1. En la historia: Guerra y crisis económica.
En 1.914 comenzó en Europa la Primera Guerra Mundial (1.914-1.918), inicialmente como un conflicto militar entre Serbia y el Imperio Austrohúngaro, del que terminaron participando 32 países. Según el proyecto “Caminos de la Memoria”, promovido por la Unión Europea, en esta guerra participaron directamente más de 70.000.000 de personas y murieron más de 9.000.000. Pero fue también esta guerra

“[…] la que comenzó a quebrantar la estructura del colonialismo mundial, además de destruir dos imperios (el alemán y el turco, cuyas posesiones se repartieron sobre todo los británicos y los franceses) y dislocar temporalmente un tercero, Rusia (…). Las dificultades causadas por la guerra en los territorios dependientes, cuyos recursos necesitaba Gran Bretaña, provocaron inestabilidad. El impacto de la revolución de octubre y el hundimiento general de los viejos regímenes, al que siguió la independencia irlandesa de facto para los veintiséis condados del sur (1921), hicieron pensar, por primera vez, que los imperios extranjeros no eran inmortales”.(Hobsbawn, p:213).

Aunque hasta los años 40 no comenzaría lo que los historiadores han llamado las guerras de descolonización, fue en este momento cuando se sembró la semilla de la inconformidad con los sistemas políticos y económicos hegemónicos.

3.2. En el cine: Nace el lenguaje cinematográfico.
En 1.886, “(…) el problema técnico en si estaba resuelto; el cine se enfrentaba a un nuevo desafío, el de la producción del material cinematográfico que conservara el éxito de las primeras experiencias y satisficiera la demanda de un público adepto que crecía cada día más” (Echegaray y Troilo, 1.981.p: 14).  El público se venía aburriendo de las proyecciones de momentos cotidianos, ya no bastaba con imágenes móviles, la historia del cine necesitaba de otras formas que le dieran una nueva vida.  Es entonces cuando Georges Méliès (París, 1861-1938), descubre casualmente lo que se conocería como el trucaje, al detener la cámara al pasar un bus y volver a encenderla al aparece una carroza fúnebre, como por arte de magia al proyectar el video, el bus se convertía en carroza. Con este golpe de suerte, Méliès inaugura un nuevo pero breve momento de la cinematografía como espectáculo, ahora llena de “breves escenas cómicas o pequeños actos donde cabía toda suerte de trucos, (…)  pero el público se fue candando y lo que en un comienzo había sido espectáculo de príncipes y reyes, ahora era materia de diversión en pequeñas ferias” (Echegaray y Troilo, 1.981.p:17), entrando de esta forma el cine en la cultura popular. Se comienza entonces a gestar una nueva manera de concebir “el contenido, el montaje y la realización cinematográfica” (Ibíd. P:18), que prácticamente se inaugura con Nacimiento de una Nación (1.916), dirigida por G. Griffith, que por su realización y montaje es considerada el punto de partida del lenguaje cinematográfico

En el marco de este proceso que podríamos denominar de popularización del cine, se crean en Estados Unidos los Niquel Odeón, pequeñas salas donde por un niquel se podía ver alguna película, generalmente europea. En ese momento, entre la primera y segunda década del siglo XX, Europa vivía una de las primeras grandes crisis económicas del siglo que entre otras, desemboca en la Primera Guerra Mundial y de cierta forma, la aísla del desarrollo de la industria cinematográfica en el momento, dejándole el campo libre a la industria estadounidense que a partir de los Niquel Odeón, vería nacer la más grande de las empresas cinematográficas conocidas hasta el momento, Hollywood, “[…] la industria sin chimeneas que más utilidades ha producido” (Ibíd.p:21)

A principios de los años 20, terminando este momento histórico del cine, Robert Flaherty lanza Nannok of the North, considerado el inicio de la realización documental. Aunque todavía no contaba con las posibilidades técnicas para el sonido sincronizado, ya gozaba de las ventajas de un lenguaje cinematográfico desarrollado, lleno de suspenso, humor y acción, que atrapaban al espectador en una historia que narraba la forma de vida de los Inuit en Norte América.

3.3. En el pensamiento antropológico: El funcionalismo.
Una de las primeras reacciones frente a los planteamientos evolucionistas en la antropología, fue el funcionalismo, que según Bronislaw Malinowski

[…] aspira a explicar las realidades antropológicas en todos sus niveles de desarrollo por su función, por la parte que juegan dentro del sistema integral de cultura, por la manera como se hallan relacionadas unas con otras dentro del sistema y por la forma en que este sistema se halla vinculado al entorno físico. Ello exige reconocer la naturaleza de la cultura más bien que la reconstrucción conjetural de su evolución o de acontecimientos históricos pasados. (Malinowski, B. 1.975:p.32).

Así el funcionalismo, trae al presente el interés de la antropología pero también, crea un método, la observación participante que en adelante, será una de las principales herramientas del documental etnográfico. Para él la cultura es:

 […] el microcosmos tribal concebido como un todo indiviso que funciona […] y comprende los artefactos heredados, los bienes, los procesos técnicos, las ideas, los hábitos y los valores. También queda incluida la organización social, […] que no puede ser entendida realmente, excepto como una parte de la cultura […]. (Richards, 1.999. p:20).
Este aspecto organizativo adquiere un lugar fundamental en sus planteamientos en la medida en que según él la actividad cultural, cualquiera que esta fuere, se lleva a cabo con la cooperación, donde la vida en común es esencial e implica la obediencia de reglas de conducta. Dicha vida en común a su vez conlleva esfuerzos, sacrificios y la distribución de los resultados de acuerdo con cánones tradicionales (Malonowski, 1.939: p.291).

Este deber de obediencia del individuo hacia el grupo, los criterios de distribución de resultados de acuerdo con los “cánones tradicionales”, así como el liderazgo, la autoridad y la jerarquías que le son propias, evidencian el lugar político desde el cual Malonowski construye sus planteamientos. Así, el individuo que le debe obediencia a un grupo, que se sacrifica por él y que acepta los criterios que este le imponga para la asignación de las retribuciones por su trabajo, se convierte en el más funcional de los súbditos de un imperio, como el británico del que Malinowski era súbdito.

Otro elemento característico en la concepción funcionalista de la cultura, expresada tanto en la obra de Malinowski, como en la de Radcliffe-Brown, es que “supone tácitamente que es esencial para la existencia de las culturas su supervivencia continuada” (Richards, 1.999: p.21), lo cual abre la puerta a lo que muchos han llamado una etnografía de salvamiento.

3.4. Punto de encuentro
En este momento nace lo que Bill Nichols llamaría la modalidad expositiva entre las corrientes de realización documental. Una modalidad que busca generar sensaciones de “[…] objetividad y de juicio bien establecido […] y apoya generosamente el impulso hacia la generalización, ya que el comentario en voice-over puede realizar extrapolaciones con toda facilidad a partir de los ejemplos concretos ofrecidos en la banda de imagen.” (Nichols,  p:68). Una modalidad que despoja de toda autoridad a los sujetos para entregársela al director. Aquí la voz generalmente, sólo la tiene el director o un representante suyo, al igual que sucede con las colonias y sus gobernantes. Pero también en esta época, cuando Malinowski advertía sobre la necesidad de conservar las culturas sin alterar su funcionamiento tradicional, los documentalistas salen cámara en mano a inmortalizar, o salvar a sociedades que ellos mismos consideraban en riesgo de extinguirse.

IV. SIGLO XX ENTRE LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

4.1. En la historia: Se gestan las transformaciones.
Después de la I Guerra Mundial y el proceso de reorganización geopolítica que con ella había comenzado, el mundo colonialista entra en una gran depresión económica,
[…] durante la cual chocaron por primera vez de manera patente los intereses de la economía de la metrópoli y los de las economías dependientes, sobre todo porque los precios de los productos primarios, de los que dependía el tercer mundo, se hundieron mucho más que los de los productos manufacturados que se compraban a Occidente. Por primera vez, el colonialismo y la dependencia comenzaron a ser rechazados como inaceptables […] Lo que es más: por primera vez (salvo en las situaciones de guerra) la vida de la gente común se vio sacudida por unos movimientos sísmicos que no eran de origen natural y que movían más a la protesta que a la oración. (Hobsbawn, p:217)
 Esta crisis que alcanza su máximo nivel con la gran depresión de 1.929 en los Estados Unidos, propicia la consolidación de movimientos sociales y políticos en diferentes colonias y países del tercer mundo.
Mientras esto sucedía, los imperios que se habían consolidado durante el siglo XIX, como Francia, que acababa de conquistar Etiopia, y Japón, que intentaba dominar China, seguían expandiendo sus dominios.

4.2. En el cine: Sonido y color.

4.2.1. Años 20, el cine sonoro.
“El sueño largo tiempo acariciado del cine sonoro es una realidad. Los norteamericanos han inventado la técnica del film hablado y lo han llevado a su primer grado de utilización práctica. Alemania, asimismo, trabaja muy seriamente en idéntico sentido. En todas partes del mundo se habla de esta cosa muda que finalmente ha encontrado su voz.” 
Manifiesto sobre el cine sonoro (1.928)

La crisis económica, que golpeaba cada vez con más fuerza a los Estados Unidos había llevado a la Warner, una de las más grandes industrias del cine desde ese momento, al borde de la quiebra. Por este motivo, comienza en una carrera desesperada por conseguir incluir el sonido en el cine. Aunque las expectativas entre el público son bastante grandes, el rechazo no se hizo esperar entre realizadores, como Charles Chaplin y René Clair, pues pensaban que “el cine debía expresarse en el lenguaje universal de sus imágenes. Consideraban que la lengua de cada nación sólo daría al cine una coloración musical. (Zubiaur, F. 2.008.p:113).  Aún así, por encima de las críticas y preocupaciones de los cineastas en diferentes lugares del mundo, en 1.927, se incorpora el sonido al cine en la película El cantor de Jazz, dirigida por Alan Crosland, con música de Al Jonson.

Aunque todavía los equipos para la filmación con sonido sincronizado eran demasiado engorrosos y esto no permitía su apropiación para la producción documental, la inclusión del sonido constituye la segunda gran revolución en el cine, que se convirtió “[…] a partir de entonces en un fiel reflejo de la percepción física del hombre. Se puede decir que humanizó y progresó en naturalidad, pues perdió la excesiva mímica del mundo” (Ibíd.p:114) que necesariamente implicaba el cine mudo. En palabras de Staehlin, con el sonido el cine “ha dejado de ser un espectáculo fantasmal” (Ibíd. p:120).

En 1.928, los cineastas soviéticos Serguei M. Eisenstein, Vsevolod Pudoukin y Gregory Alexandrov, publican el “Primer Manifiesto Sobre el Cine Sonoro”, en el que expresan su preocupación frente a esta nueva transformación en el cine, afirmando que “[…] parece que este nuevo progreso tiende a orientarse por un mal camino […] una concepción falsa de las posibilidades de este descubrimiento técnico no sólo puede estorbar el desarrollo del cine-arte, sino que también puede aniquilar su auténtica riqueza de expresión actual.” Para ellos, la esencia ideológica del cine estaba en el montaje de las imágenes visuales y la única posibilidad que veían en el sonido para mejorarlo, era su aporte al dotarla de un “contrapunteo orquestal.”

Aun por encima del temor a que el sonido desplazara la importancia crucial de la imagen, este lo que hizo fue liberarla de las presiones que las imperfecciones técnicas le imponían. Durante los tiempos del cine mudo, el problema de la representación del sonido recaía sobre el montaje, que “[…] debía exagerarse para explicar lo que sucedía en la acción” (Zubiaur, p:114). Con la llegada del sonido, no era necesario mostrar la mano que golpea la puerta, o las botas que marchan, es posible sugerir el contexto o la acción por medio del audio y así, la imagen puede tomar el rumbo que el director desee.

El cine experimenta así una transformación radical en sus formas y contenidos, que Zubiaur resume en los siguientes puntos: Adquiere mayor impresión de realidad y credibilidad; Se refuerza la continuidad de la película y su fluidez narrativa; se suprimen los intertítulos, con lo cual la imagen era liberada de esta servidumbre explicativa para alcanzar un papel expresivo absolutamente autónomo; la voz en off “abrió al cine el horizonte de la psicología profunda: hizo posible la exteriorización de los pensamientos más íntimos de los personajes; se descubrió el importante papel dramático del silencio; se facilitó la elipsis de la imagen con el uso del sonido, incluyendo acciones que aunque no se muestran en las imágenes, pueden ser sugeridas por el sonido (Zubiaur, 2008. P:144)

4.2.2. Años 30, 40 y 50. El color, la competencia y las tecnologías de uso doméstico.
En 1.935, se estrena la primera película a color “Becky Sharp” del director Rouben Mamoulian, mediante el uso del Technicolor. De forma casi paralela, en 1.934, nace una de las más grandes competencias del cine, se realizan en Estados Unidos y Gran Bretaña, las primeras emisiones de la televisión, que ya en 1.951, incorporaría también el color a sus producciones. Eran los años de la Segunda Guerra Mundial, la primera que gracias al cine pudimos ver sin estar presentes. Así, el cine se convirtió en uno de los motores de los procesos de cambio que nacerían en el mundo a partir de los años 60 y 70, al mostrarnos la barbarie de la que los seres humanos éramos capaces, el cine se convirtió en una de las herramientas políticas más importantes y contundentes que hubiéramos podido conocer.

Los cambios del cine durante esta época también se dieron en el campo de los desarrollos tecnológicos para la grabación de audio y video. Se introduce el formato de 16 mm, más portable y económico, destinado inicialmente para el uso domestico, fue siendo incorporado para la realización de reportajes de televisión, por la facilidad para cargarlos y operarlos. Con el tiempo este formato también se fue encareciendo y se fueron creando otros para satisfacer la demanda de productos de video para uso domestico, fue así como en los años cincuenta sale al mercado el formato de 8mm y posteriormente, frente a algunos problemas técnicos con el arrastre de la película, lo que se conoce como el super 8.

4.3. En el pensamiento antropológico: Contra el racismo.
Franz Boas (1.858-1.942) inaugura una corriente de pensamiento antropológico conocido como el particularismo histórico, que frente a la visión unilineal de la historia propuesta por el evolucionismo, plantea que aunque se puedan identificar fenómenos culturales similares en sociedades distantes, estos no son comparables ya que son el resultado de desarrollos históricos distintos. Pero tal vez uno de sus más grandes aportes a la Antropología ha sido el de separar lo que Tylor había unido: la raza y la cultura.

En una de sus primeras obras, Cuestiones fundamentales de antropología cultural, plantea que “Todo el problema de la evolución de la cultura se reduce […] al estudio de las condiciones psicológicas y sociales que son comunes a la humanidad en general y a los efectos de los acontecimientos históricos y del medio ambiente natural y cultural.” (Boas, 1.964:p.47). Boas, judío alemán residente en los Estados Unidos, conoció y sufrió en carne propia la expansión y consolidación del proyecto colonizador basado en la idea de la “superioridad de la raza blanca” impulsado desde diferentes sectores políticos y académicos de su país natal y en su obra pareciera hablarle de manera directa en tanto hace una crítica al discurso de la primacía racial señalando que la cultura es el resultado de factores de acción reciproca y no existe raza que tenga el poder de dirigir el desarrollo de la cultura.

4.4. Punto de encuentro:
Así como en el mundo se gestaban las grandes revoluciones, en el cine, se terminaban de alistar las condiciones necesarias para los grandes cambios que se aproximaban. El audio y el video se terminaban de integrar en aparatos más económicos y portátiles, que permitirían, unos años después, propuestas como el cinemá verité, que con los engorrosos equipos de grabación de principios de siglo hubiera sido inimaginable. 

En la Antropología, al separar la raza de la cultura, Boas abre todo un camino de investigación pues el individuo y las sociedades ya no estaban sometidas al determinismo histórico o racial, abría la puerta para las transformaciones que Wolf materializaría con la inclusión de una perspectiva del poder en las teorías antropológicas. Fue definitivamente, un momento de preparación para la transformación tanto en la política como en el cine y la antropología.


V. SIGLO XX, DESPUÉS DE LA II GUERRA MUNDIAL

5.1. En la historia: Años de revolución
Las décadas posteriores la II Guerra Mundial, especialmente los años 60 y 70, podrían caracterizarse como tiempos de revolución. Entre 1.958 y 1.975 se libró la GUERRA DE VIETNAM, que además de ser la primera guerra televisada en la historia de la humanidad, fue el último intento por mantener el viejo modelo colonialista del siglo XIX. Esta guerra terminó de agitar los ánimos y de cohesionar a los movimientos sociales y políticos en todo el mundo.

En 1.959 triunfa la revolución en Cuba contra el gobierno dictatorial de Fulgencio Batista y esto impregna de fuerzas los sueños de cambio en los países de América, se hicieron reales las posibilidades y anhelos de transformación y muchos comenzaron a pensar que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Mientras tanto en Asia, África y la India se libran las guerras de descolonización y en los Estados Unidos asesinan a John Fitsgerald Kennedy, donde también toman fuerza los movimientos contra la discriminación racial, contra la guerra y por la igualdad entre los géneros.

La iglesia católica no fue una excepción en este proceso de transformación. A inicios de los años 60, el Papa Juan XXIII convoca al Concilio Vaticano Segundo, en un intento de la iglesia por cambiar para adecuarse a los problemas y transformaciones del mundo. Al año de haber comenzado el concilio, muere el Juan XXIII y Pablo VI asume el papado de la iglesia católica y la dirección del Concilio. Ha sido uno de los papás con mayor vocación social que haya conocido la historia de esta iglesia como lo demuestra su concepción de la propiedad privada que según él, “exige pues, algunas veces la expropiación, si, por el hecho de su extensión, de su explotación deficiente o nula, de la miseria que de ello resulta a la población, del daño considerable a los bienes del país, algunas posesiones sirven de obstáculo a la prosperidad colectiva.” (259). A partir del concilio, que termina en 1.965, la misa se comienza a celebrar de frente a la gente y en sus propias lenguas, ya no en latín. Fueron cambios grandes pero no suficientes para los obispos de América Latina, que en 1.968 deciden realizar en Medellín la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, en la que nace oficialmente la Teología de la Liberación, y la iglesia latinoamericana, o por lo menos una parte importante en ella, termina de dar un giro radical hacia lo que ellos mismos llaman la opción por los pobres.

En 1.961 se construye el Muro de Berlín, conocido por muchos como el Muro de La Vergüenza, muro que separaba a la Alemania Socialista (República Democrática Alemana –RDA-) de la Capitalista (República Federal Alemana o Alemania Occidental). Este muro, principal símbolo de la Guerra Fría  entre las grandes potencias del mundo, estuvo en pie hasta la reunificación alemana en 1.989.

En 1.963 Betty Friedman, uno de los más grandes íconos del feminismo en el mundo, publica su obra La mística Feminista, donde entre otras afirma que “una mujer debe poder decir, y sin sentirse culpable, ¿Quién soy y que quiero de la vida?. No debe sentirse egoísta o neurótica si quiere lograr sueños propios, que no sean los del esposo o los hijos”, palabras que marcaron un derrotero para el movimiento feminista.

En 1968, los jóvenes de diferentes lugares del mundo, salen a las calles para exigir una liberación cultural, social, política y económica bajo las consignas “la imaginación al poder” o “prohibido prohibir”. En el 68 también, asesinan en los Estados Unidos a Martin Luther King, uno de los más grandes símbolos de la lucha contra el racismo.

5.2. En el cine: Años 60 , 70 y 80. Incursión de las tecnologías digitales y las subjetividades.
Cada uno de estos avances fueron permitiendo que los realizadores de documentales se tuvieran que preocupar cada vez menos por las tecnologías para el registro audiovisual y se centraran mas en desarrollar nuevas formas de representación, dando rienda suelta a su imaginación. Sumado a esto, durante los años 60 se desarrolla una tecnología nacida en 1.953, el magnetoscopio, primer lector de imagen videográfica sobre soporte magnético, recargable y de reproducción inmediata, que permite entre los años 70 y 80, se comience a utilizar en el cine la imagen computarizada, a partir de códigos de programación, que posibilita la edición de efectos especiales y la animación sin la intervención de la cámara.

Esos años, fueron también los que vieron nacer el cinema verité. Jean Rouch marca desde mediados del siglo XX un nuevo momento en la historia del cine y especialmente en aquel que se hace llamar documental etnográfico o antropológico. Un nuevo momento que no se define por adelantos o innovaciones técnicas, sino por transformaciones éticas y epistemológicas. Jean Rouch no sólo revoluciona las formas de concebir y realizar los documentales etnográficos, rompe con los esquemas de comprensión de la realidad y del papel que a la ciencia y especialmente a la antropología se le solía atribuir hasta el momento. Un cine que se caracteriza por la reivindicación de la subjetividad, por el paso de la verdad a la sinceridad, que le da la palabra al “otro” para que hable, pregunte, construya. En el cine, supera la división excluyente entre realidad y ficción haciendo de esta última, una herramienta metodológica para aproximarse a las versiones “sinceras” que las personas tienen de diferentes aspectos de la vida. En la ciencia, da el paso de la “verdad” a la “sinceridad” “sostiene que las ciencias humanas son necesariamente subjetivas desde el momento en que es imprescindible la presencia del investigador para desarrollar el trabajo de observación” (Grau, 2005. P:6)

5.3. En el pensamiento antropológico
Precisamente después de la II Guerra Mundial, con Eric Wolf, entran en el escenario de las definiciones antropológicas de la cultura las relaciones de poder. Afirma que:

[…] la dimensión clave que distingue las adaptaciones humanas (y los conflictos humanos) de las de otros animales [es] la facultad de generar formas regulares de conducta al crear y manipular signos que les permiten a las personas imaginar los mundos que de esta manera engendran  (Wolf, E.2001:p.367)
Reconoce así a los seres humanos su papel protagónico en la construcción y transformación de su cultura y su historia. Ya no somos los sujetos sometidos al destino que nos impone el desarrollo evolucionista de la historia, ni los sujetos sumisos y obedientes del funcionalismo.

Pero la posibilidad transformadora que reconoce Wolf a las personas y a las culturas en su propuesta no nace de un optimismo ingenuo, advierte claramente que la capacidad para “[…]establecer conceptos generalizadores y abstractos en nuestras mentes para explorar distintas maneras de proceder  por […] excelencia es de dos filos. Nos permite entender el mundo y planear nuestra participación en él, pero también crear ficciones en nuestra mente” (Ibíd. p.368), que así como pueden servir a los procesos emancipatorios o creativos de nuestras culturas, también pueden servir a los procesos de dominación ejercidos por quienes detentan el poder.

5.4. Punto de encuentro
La influencia de la guerra en los diferentes campos relacionados con la cinematografía fue trascendental en su posterior desarrollo. Directores como Jean Rouch, que participaron directamente en ella, en su caso particular como ingeniero civil en Níger, África, al regresar imprimieron un carácter completamente revolucionario a la producción de cine en sus distintas expresiones y el documental etnográfico no fue la excepción. Tal vez el más claro aporte de su experiencia de vida en la guerra se encuentra en su concepción del cine “como un instrumento para el entendimiento y el diálogo constante, tanto entre culturas distintas como en el interior de cada una de ellas” (Grau, 2008. P:4) era un hombre que había vivido los horrores de las luchas humanas por el poder, había visto y vivido la muerte y la desolación generados por la guerra, así, es completamente comprensible que busque en su hacer las formas para el entendimiento y el dialogo entre las sociedades y las personas. Pero no sólo la guerra marco este momento, como veremos más adelante, fueron también tiempos de descolonización en todo el mundo y esto, también propició una transformación radical en las formas de comprender el mundo y de relacionarnos con él. La primera película de Jean Rouch fue precisamente Les maîtres fous, 1.955 (Los maestros locos), se desarrolla en torno al Hauka, un ritual Níger en el que los participantes representan a los burócratas y militares del imperio británico en medio del trance, a través del baile y la mímica.   

Cuando el mundo había literalmente visto, gracias al cine, lo que los seres humanos en medio de nuestra ambición éramos capaces de llegar a hacer, porque en boletines transmitidos en los cines se pudieron observar las escenas de esa guerra en la que se calcula murió aproximadamente el 2 % de la población mundial, Eric Wolf, introduce una perspectiva política y transformadora a las concepciones antropológicas de la cultura. Describe al ser humano como un sujeto transformador de su realidad. A diferencia de Malinowski que en un momento de esplendor del imperialismo colonialista del siglo XX no deja camino al cambio en su esquema funcionalista para el estudio de la cultura, Wolf, desde los inicios de la segunda mitad del mismo siglo, años de efervescencia de los procesos revolucionarios en el mundo, hace del cambio, además de un elemento característico de nuestra cultura y una posibilidad de los seres humanos, una consecuencia lógica de lo que somos.

Nuevas preguntas, nuevos desarrollos tecnológicos, nuevas necesidades, nuevas experiencias y nuevas realidades, todo esto en su conjunto, cambió no sólo la forma de concebir el cine y el documental etnográfico, la segunda mitad del siglo XX ha sido el momento de los más grandes cambios que la humanidad haya podido presenciar.















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