Documental: El día que me quieras - Comentado por Juan Paulo Galeano

INICIO      -    EXPOSICIONES      -     DOCUMENTALES     -     DOCUS PARA COMPARTIR

El día que me quieras. 1997.
30 minutos: Color. Sonido. 16 mm.
Cinematografía: Mark Daniels - Sonido: Rob Taz - Música: David Darling
Dirección y Montaje: Leandro Katz.









Artículo crítico película “El día que me quieras” (Leandro Katz. 1997)
- Juan Paulo Galeano

Aquella imagen -convertida en ícono mediático- del cuerpo de Ernesto “Che” Guevara con sus ojos bien abiertos, muerto, expuesto sobre un fregadero, es el punto de partida de esta pieza documental en su apuesta por reflexionar sobre la muerte del personaje en mención y, a partir del análisis minucioso de la fotografía misma, en voz de su autor (Freddy Alborta), indagar sobre el poder que tienen las imágenes en la construcción de mitos contemporáneos, evidenciar su papel re-significador de sentidos. El día que me quieras reconstruye entonces una memoria desde dos perspectivas complementarias, la del testigo, quien tomó la foto y la del intérprete, el director del documental, Katz, quien de manera poética expone su particular visión de este evento a través de una voz en off que juega con metáforas, música e imágenes sugestivas.

El trabajo propuesto por Katz, su investigación, nos muestra una pieza crítica, si se quiere política, toda vez que el documental guarda un cierto sentido de elegía para con la figura del “Che”, en abierta oposición a la memoria construida en su momento por las fuentes oficiales, gestores en últimas de la famosa fotografía. Incluso en el texto final, después de los créditos, puede entenderse de manera explícita un dejo de denuncia, un comentario de autor a través de otro texto citado, el de “El Gran Rebelde” (González y Sánchez Salazar) que sostiene como al “Che” se le violó la regla elemental de toda guerra, salvaguardar su vida, pues “un prisionero es siempre sagrado”.

La licencia que se toma Katz para desarrollar una pieza documental y artística es el resultado de una adecuada amalgama de referentes históricos, las fotografías, la entrevista, los registros fílmicos, las imágenes del presente en la persona de los indígenas aimara con su ritual alegórico de aniversario al “Che”, y de otro lado las expresiones artísticas y emotivas de las metáforas construidas en textos, voces, puestas en escena y músicas, entre las que destaca el momento final cuando el dramatismo del cello se hace presente nuevamente para acompañar las acciones últimas del ritual aimara y de fondo escuchamos la voz del “Che” en el epílogo de un discurso suyo: “…Hasta la victoria siempre”, mientras nos acercamos de manera lenta a su rostro, a sus ojos en una fotografía en blanco y negro, de otros tiempos, los de gloria y suena el tango de Gardel que le da título a la película, El día que me quieras, con una frase literal: “Acaríciame el sueño, el suave murmullo de tu suspirar, cómo ríe la vida si tus ojos negros me quieren mirar…” Y el rostro del “Che” se funde al de una niña que sonriente sostiene unos claveles rojos.

Y es a través de este diálogo estilístico donde emerge el cine como herramienta de expresión, trasgresora de discursos, como práctica discursiva que para el caso citado permite mezclar pasado y presente, y reflexionar sobre un hecho que trasciende en la historia, abierto a re-interpretaciones de significados y de sentidos. Como sucedió con esta imagen interpretada por especialistas como símil de obras pictóricas importantes (El Cristo Muerto de Mantegna y La Lección de Anatomía del profesor Tulp de Rembrandt ), comparaciones que Alborta desestima en la película por desconocer tales referentes en su obra, pero quien asegura sí tuvo intenciones artísticas a la hora de retratar el cuerpo del “Che”. Y es aquí donde cabe preguntarse ¿qué hace que la foto de un muerto tenga tanto valor, más allá de saber que se trataba de una figura política muy popular? El mismo Alborta sugiere que tal particularidad en sus fotografías fue el hecho de ver al “Che” como una persona aún viva, por más que llevara varias horas muerto, su rostro y sobre todo sus ojos bien abiertos transmitían otra idea, y son estos detalles, sumados a otros que la película nos devela los que permiten reconocer un aura especial a la imagen, de sublimidad, de verdad, de autenticidad, rayando los sentires religiosos, cristianos, incluso.

Alborta sostiene que los militares abrieron los ojos del “Che” para que fuera más fácil su reconocimiento, pero nunca imaginaron que colaborarían en la construcción de un mito, mejor en la transición de un mito, y es en esta perspectiva que se entiende el trabajo de Katz, centrarse en la figura de la muerte para dar continuidad a la de la vida, de ahí la utilización –para nada gratuita- de las metáforas contenidas bajo el título de cada capítulo y las puestas en escena que recrean y confirman tal transición mediante el ritual aimara de conmemoración alegórica al aniversario de la muerte del “Che”, cuando por entre las montañas doradas, mujeres y hombres, indígenas, campesinos ondean con fervor una gran bandera roja entre cantos, máscaras y músicas de quenas.

Entonces el cuerpo muerto, expuesto a las miradas, guarda su aura de misterio y trasciende con los ojos bien abiertos, con “un número infinito de cosas” por contar, como lo sugiere Katz.

1 comentario:

  1. La perspectiva con que aborda la memoria el autor en este documental, es para un público
    reflexivo- crítico, pues la conexión que hace de estas maneras de narrar: una, desde las fuentes oficiales y por otro, la que propone Katz, al acercarse de alguna manera al relato narrado por el fotógrafo en donde da cuenta de los elementos que se dejaron fuera, (secuencia de fotografías) en el discurso oficial de aquella época, el mismo que fue direccionado hacia todo el mundo.

    Katz, en este documental reconstruye desde y a través de estos elementos sueltos, donde conecta las fotografías con el espacio, donde se dio la muerte del “Che”, (creando una especie de añoranza en el espectador), en donde la narrativa oral del fotógrafo se torna creadora de imágenes. En esta manera de narrar se puede visibilizar que la fotografía tiene otras estrategias para ser leídas, desde la recepción, pues solo la apariencia fue complemento del discurso oficial. (Periódicos donde se develó la muerte del Ché).

    Y en este sentido el cine con relación a la memoria actúa como dispositivo de entendimiento y comprensión de la muerte del Ché dentro de un proceso histórico discursivo, y como se optó por un cierto lenguaje para crear otras expectativas mediante la utilización de la fotografía como recurso objetivo del suceso. Las fotografías de la muerte, en este caso se complementan con la narración del fotógrafo, recurriendo a una sintaxis de la imagen y teniendo como eje dichas fotografías.

    - Angélica Alomoto

    ResponderEliminar